El Trabajo, Marx lo refiere como “una relación entre el hombre y la naturaleza. Una Relación en que transforma la naturaleza y su propia naturaleza”[1]. El principal objetivo del trabajo era la reproducción humana, en el cual los productos tenían el objetivo principal de satisfacer las necesidades propias del trabajador. Marx explica que el trabajo es distinto al que realizan los animales porque el hombre proyecta en su mente primero la idea del producto que necesita; Lukács explica que el trabajo tiene el carácter de una posición teleológica[2], reforzando la idea de Marx; y explica que las posiciones teleológicas del trabajo está enfocado a satisfacer necesidades humanas[3].
El cambio constante llevó a la sociedad a verse en lo que Marx llamó “Acumulación originaria del capital”, proceso en el cual los trabajadores se vieron obligados a tener sólo su fuerza de trabajo para sobrevivir. El vivir ahora por la venta de fuerza de trabajo y por lo tanto de un salario, da un nuevo giro a los trabajadores, los cuales ahora desempeñan ciertas tareas que le encomienda el “capitalista”, y ahora son denominados empleados por su nueva ocupación. “Un negro es un negro. Solamente en determinadas condiciones él llegará a ser un esclavo. Una máquina hiladora de algodón es una máquina de hilar algodón. Sólo en determinadas condiciones ella llegará a ser capital”[4]; los trabajadores son empleados sólo en un contexto capitalista.
De esta forma, es fácil entender que el desempleo es la “no utilización del trabajo, de la fuerza de trabajo”.
Para una mejor definición del empleo “informal” es necesario definir lo que es el “empleo decoroso”, el cual es definido por la organización internacional del trabajo como “un trabajo productivo con una remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas para el desarrollo personal y la integración social…”[5]; el empleo informal, por lo tanto, es la contraparte del empleo decente, incluye a los ocupados que carecen de contrato de trabajo y de seguridad social.
La economía informal hace referencia a un grupo cada vez más diverso y creciente de trabajadores y empresas que tanto en las áreas urbanas como en las rurales operan de manera informal. Una característica común de toda economía es la coexistencia de actividades económicas que son registradas en la contabilidad nacional, con otras que no lo son; en este caso la economía informal también constituye el área de las actividades económicas que no pueden entrar dentro de la contabilidad nacional por funcionar de forma ilícita. Hacerlo de esta manera significa para las empresas ahorros en el capital y en las industrias mayor plusvalía relativa, para los trabajadores elimina trabas para acceder al campo laboral, pero las consecuencias son directas para ellos.
Los trabajadores padecen protección, seguridad social y derechos fundamentales del trabajo. Al mismo tiempo, destaca la tendencia a la exclusión de los trabajadores de la economía informal respecto a las políticas y programas de educación y formación profesional, acceso al crédito y a la tecnología, lo cual dificulta la posibilidad de integrarlos a la economía formal. La racionalización económica de este sector, “consiste en garantizar la subsistencia del grupo familiar, que difiere de la vigente en el sector formal cuya motivación esencial es la acumulación”[6]
La falta de un contrato que defina la formalidad de un trabajador y que otorgue a cierta empresa responsabilidades laborales, así como el autoempleo y los empleos temporales son característicos de esta forma de economía.
El sector informal se explica como el resultado de la presión que ejerce el excedente de mano de obra sobre el empleo, ante una insuficiencia de puestos de trabajo en el sector moderno; es decir, se presenta cuando existe una población que crece a tasas elevadas y una fuerza de trabajo que ejerce presión por encontrar una ocupación productiva ante un crecimiento insuficiente para brindar puestos de trabajo. Además esta situación se da en un contexto en donde no existen seguros de desempleo, la gente tiende a buscar sus propias soluciones mediante la venta o la prestación de servicios que les permitan sobrevivir, es una actividad que “permite oportunidades para ganarse la vida”[7].
Existen diversas y variadas formas informales, a partir de su definición podemos encontrar las industrias y empresas informales de los diversos sectores de la economía, que se caracterizan por no contratar legalmente a sus empleados, o por hacer uso de la contabilidad “mágica” en la que para fines prácticos sólo algunos trabajadores son registrados en los contratos y en los seguros de salud. Otros empleos informales se encuentran en el comercio informal –ambulantaje, tianguis, puestos semipermanentes, por ejemplo, y por último, las actividades criminales e ilegales.
El comercio informal deriva de la economía informal, el cual a diferencia del comercio formal por las características antes mencionadas: falta de contrato, evitan los impuestos, rotación constante de los trabajadores. Éste se encuentra en puestos permanentes que operan de forma ilegal, de locales armables permanentes, en tianguis, ambulantaje, y la venta de productos en transportes como el camión y el metro.
El comercio informal –a diferencia de la industria informal, por ejemplo- cuenta en su mayoría con facilidad de instalación. La creación de empresas productivas tiene como primera desventaja la dificultad de capital para conseguir los medios de producción, y aún cuando se tienen la competencia con las enormes empresas son una constante dificultad. Por otro lado, trabajar en el comercio informal da flexibilidad, no necesita mucho capital para comenzar, no necesita medios de producción muy costosos, y aunque las condiciones son muy bajas, en muchos casos las ganancias obtenidas permiten vivir bien. Se presenta como una forma práctica y accesible para la gran cantidad de desempleados que existen en el país.
Algunas de estas actividades económicas informales pueden ser ilícitas, mientras que otras son legales, pero poseen un componente ilegal, principalmente la elusión de impuestos.
En este marco, existen personas que venden productos legales pero informalmente: lo hacen en instalaciones desmontables miembros a un tianguis, establecidos diariamente en una calle, o con puestos ambulantes. Los beneficios para estas personas es que evitan pagar impuestos, rentas, evitan el mantenimiento de locales, etc., pero muchas veces a cambio de las inclemencias del tiempo, de no tener seguridad social, amplias jornadas de trabajo, de trabajo intenso durante el día.
Con las mismas características mencionadas, existen también los trabajadores informales de productos ilegales. Esta categoría se desarrollo con el proteccionismo de Estado, con la venta de artículos de contrabando. Actualmente el mercado de productos ilegales es más abierto, y las ganancias son varias: tienen los mismos beneficios de los comerciantes informales de artículos legales, y además evitan pagar impuestos de importación en algunos casos, en otros la venta de mercancías que provienen de la delincuencia, y en otros más la venta de artículos pirata como música, películas, ropa, accesorios, etc. Es común ver en los tianguis puestos de discos y películas piratas, de ropa usada americana, de celulares “usados” que provienen de asaltos en su mayoría, artículos de contrabando como los chinos, entre muchos otros.
[1] MARX, Karl, “El capital”, Tomo I, Volumen 3, Siglo XXI, 1973, pág. 130.
[2] FRANCO, Vittoria, “Lukács: La ontología, la ética y la renovación del marxismo”, Traducido del francés por José Félix Hoyo Arana, Universidad Autónoma de Chapingo, México, 1987, Pág. 111.
[3] Ibídem, pág. 118.
[4] Ibídem, pág. 116.
[5] PERALTA, Ernesto, “El (des)empleo en México: 2008-2030”, UNAM, México, 2010, pág. 13.
[6] Klein, E, y Tokman, V., Sector informal: una forma de utilizar el trabajo como consecuencia de la manera de producir y no viceversa. A propósito del artículo de Portes y Benton, en: “Estudios Sociológicos” Vol. VI, no. 16, enero abril, 1988, pp. 205-212. Tomado de: JAIME, Edna y Campos, Pilar, Informalidad y (Sub)desarrollo, Ediciones Cal y Arena, México, 2002, pág. 35.
[7] BARCLAY Galindo, Manuel; Bustamante Lemus, Carlos, “Ambulantaje”, Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México A.C., México, 1998, pág. 15.